Los niños no siempre tienen palabras para decir lo que sienten. En cambio, usan lo que tienen a mano: su cuerpo, su conducta, su tono de voz, su silencio.

¿Te ha pasado que tu hijo se comporta de forma desafiante, se encierra en sí mismo o explota emocionalmente… y tú no sabes cómo ayudarlo? Muchas veces los padres nos sentimos frustrados ante estas situaciones, como si no tuviéramos las herramientas necesarias para entender qué está ocurriendo de verdad. Desde el enfoque emocional sistémico, partimos de una idea muy valiosa: la conducta es una forma de comunicación emocional.

Aquí tienes 7 claves para empezar a ver la conducta de tu hijo como una forma de comunicación emocional:

  1. La conducta es un mensaje, no una amenaza
    Gritar, aislarse o pegar pueden ser formas desajustadas de pedir algo: atención, contención, límites o seguridad.
  2. Las emociones no expresadas en casa a veces las lleva el niño
    Si en casa no se habla de lo que duele, el niño puede ser quien lo ponga en escena con su comportamiento.
  3. Los límites también hablan del mundo emocional adulto
    Cuando no ponemos límites, o lo hacemos desde la rabia, estamos mostrando algo de nuestro propio equilibrio emocional.
  4. Lo que no se dice, se transmite igual
    Silencios, tensiones, miradas, discusiones… los niños lo absorben todo, incluso si “no se enteran”.
  5. La rebeldía puede ser una forma de buscar conexión
    A veces portarse mal es la manera más directa que un niño tiene para sentirse visto.
  6. Los niños “difíciles” suelen ser los más sensibles
    Su intensidad emocional no es un fallo, sino una señal de que sienten mucho y no saben aún cómo gestionarlo.
  7. Acompañar a tu hijo implica revisar el sistema en el que vive
    No se trata de encontrar culpables, sino de ampliar la mirada para incluir a todos los que influyen en su bienestar.

Entender a tu hijo es el primer paso para ayudarlo a crecer emocionalmente. Si sentís que necesitáis apoyo, no estáis solos. Hablarlo con un profesional puede marcar la diferencia.

María Linares Sánchez

Psicóloga sanitaria. Terapeuta Infanto-Juvenil. 



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