Neuroeducación
Neuroeducación
NUEVO SERVICIO EN PSICÓLOGOS POZUELO
La neuroeducación es una rama que nace de la psicología cuyo objetivo principal es poder acercar los conocimientos que aporta la neuropsicología al campo educativo.
La neurociencia lleva años mostrándonos el asombroso funcionamiento del cerebro, qué áreas son las encargadas de determinadas funciones, cuáles son los ritmos de aprendizaje y cómo madura el cerebro infantil.
Todos estos conocimientos nos han ayudado a conocer mejor por qué existen los problemas de aprendizaje y los retrasos del neurodesarrollo para poder tratarlos, pero además, nos han abierto el camino para poder educar de manera eficaz a todos los niños, independientemente de sus condiciones neurológicas.
Por ello, los principios de la neuroeducación abren las puertas a docentes y profesionales de la educación a poder aplicar los hallazgos de la neurociencia en su práctica educativa diaria y también a los padres a comprender el aprendizaje y el comportamiento de sus hijos, aplicando métodos educativos que funcionan, reduciendo así los castigos u otras formas poco efectivas.
Para poder aproximarnos estos algunos principios de la neuroeducación os dejamos cinco pautas que podéis aplicar con vuestros alumnos o hijos:
Los sentidos: la puerta de entrada al cerebro
La experiencia sensorial hace referencia al uso de los sentidos (equilibrio, vista, oído, tacto, olfato, gusto). Tener experiencias ricas en estímulos ayuda a organizar las vías neurológicas de entrada de información al cerebro, estimulando a que la información llegue de manera diferenciada y precisa. El aprendizaje en la escuela debe estar lleno de experiencias sensoriales: uso de instrumentos musicales, materiales de diferentes texturas, adivinar diferentes olores, etc. Desarrollar un uso fino y preciso de los sentidos implica tener un cerebro más perceptivo y detallista.
El movimiento alimenta al cerebro
La experiencia motora implica dejar a los niños experimentar con su cuerpo todas las posibilidades de movimiento: correr, saltar, rodar, trepar, hacer volteretas…todo ello es buenísimo para la coordinación, organización corporal, propiocepción de tu cuerpo, esquema corporal y equilibrio. ¿O a caso no sabemos lo beneficioso que es hacer deporte también en los adultos?. Todos los niños deben tener una buena dosis de movimiento tanto en el cole como en casa.
El lado oscuro de la sobreestimulación
Uno de los errores más frecuentes de los últimos años ha sido considerar que se debe exprimir y aprovechar al máximo la enorme plasticidad del cerebro infantil, por ello el exceso de actividades extraescolares ha sido lo normal: inglés, fútbol, tenis, chino, violín, robótica…y un largo etcétera que convertía las tardes de los niños es un sinfín de obligaciones. Pues bien, se ha visto que esto genera una fatiga a nivel cerebral que lleva a estados de estrés. El estrés general exceso de toxinas y de cortisol que posicionan al organismo a un estado de alarma, a poder sobrevivir, y no hay en ningún caso hueco para el aprendizaje. Para evitar esto, lo mejor es elegir una o dos actividades que al niño le gusten y motiven. El descanso en los niños es necesario y el aburrimiento también.
Aprendo porque juego
El juego libre es la experiencia mediante la cual los niños emplean prácticamente la totalidad de su cerebro. En el juego libre las normas y los tiempos están prohibidos. La imaginación es la protagonista, crea y genera situaciones y realidades no existentes. El juego ayuda a desarrollar habilidades mentales como la abstracción, potencia el lenguaje y la expresión comunicativa, es en sí una experiencia sensorial, y si el juego es el grupo, ayuda a desarrollar habilidades sociales de resolución de conflictos.
Sueño, luego recuerdo
El sueño es un estado cerebral mediante el cual el cuerpo y el mismo cerebro se regenera y retoma energía. La neurociencia nos muestra que el sueño tiene un papel fundamental en el mantenimiento de los recuerdos y es que cuando estamos dormidos el hipocampo (zona encargada de la memoria) almacena los recuerdos en nuestra memoria a largo plazo. Por ello el sueño es algo que se debe respetar y cuidar. Las rutinas nos ayudan a establecer una buena calidad de sueño: irse siempre a la cama a la misma hora, tener el mismo orden de acciones antes de irse a dormir (por ejemplo: lavarse los dientes, dar las buenas noches, leer un cuento, apagar la luz…), no ingerir alimentos que reduzcan el sueño a partir de una hora, etc…
Todos estos conocimientos, estrategias y técnicas se pueden aplicar tanto en casa como en el colegio, de la mano de un neuropsicólogo especializado en neuroeducación, potenciando las bases de un aprendizaje exitoso y feliz.
Conociendo cómo se desarrolla el cerebro de un niño y qué es lo que realmente necesita podemos educar de manera exitosa, utilizando aquellas herramientas que sí sabemos que funcionan y eliminando todo aquello que solo les perjudica y empeora. Lo que se busca es que lo niños logren un aprendizaje eficaz y duradero, sin dejar de disfrutar de su infancia, ayudándoles a que crezcan tranquilos y asegurando su bienestar emocional y mental.
Belén de Toro Mingo. Neuropsicóloga Infantojuvenil de Psicólogos Pozuelo