En la intervención psicológica con niños y adolescentes, es esencial abordar no solo los síntomas externos, sino también las emociones que subyacen. Mercedes Bermejo, psicóloga experta en psicoterapia sistémica emocional, enfatiza que muchas conductas problemáticas, como el enfado o la tristeza, son manifestaciones superficiales de emociones más profundas que necesitan ser comprendidas y tratadas de forma adecuada. Esta perspectiva es clave para intervenir de manera efectiva en el bienestar emocional de los jóvenes.
Uno de los primeros pasos recomendados es fomentar la autoconciencia emocional, es decir, que los niños y adolescentes aprendan a reconocer y nombrar cómo se sienten. Esto se puede hacer mediante técnicas sencillas, como preguntar «¿Cómo te sientes?» y ofrecer espacio para la reflexión interna. Este proceso facilita que los jóvenes se conecten con sus emociones, algo que a menudo se pierde en una sociedad caracterizada por la hiperestimulación y el estrés.
Una vez identificadas las emociones, la siguiente etapa es la expresión emocional. Aquí, Bermejo sugiere el uso de técnicas lúdicas y creativas, como el juego de roles, el uso de cuentos o materiales creativos (plastilina, pintura) que permiten a los niños y adolescentes dar forma a lo que sienten. Estas actividades no solo ayudan a exteriorizar sus emociones, sino que también les enseñan a manejarlas de manera saludable y controlada.
Otro aspecto crucial es la regulación emocional, una habilidad que, según Bermejo, se desarrolla con el tiempo y a través del modelaje adulto. Es decir, los niños aprenden a gestionar sus emociones observando cómo lo hacen los adultos a su alrededor. Esto requiere que los padres y cuidadores trabajen en su propio autocontrol, ya que su capacidad para manejar el estrés y las emociones influirá directamente en los niños.
Asimismo, se destaca la importancia de cultivar la empatía. Enseñar a los niños a ponerse en el lugar de los demás les ayuda a comprender el impacto de sus acciones en los otros. Este tipo de aprendizaje puede promoverse a través de preguntas circulares del tipo: «¿Cómo crees que se siente mamá cuando haces esto?». Estas dinámicas fomentan una mayor conexión emocional y social.
Finalmente, Bermejo subraya que el entorno afectivo juega un papel fundamental en el bienestar emocional. El amor incondicional y el vínculo seguro entre los niños y sus cuidadores son la base sobre la cual se construye su desarrollo emocional. Un entorno donde los niños se sientan aceptados y valorados les permite explorar y comprender sus emociones sin temor al rechazo, lo cual es clave para su salud mental a largo plazo.
Sobre Mercedes Bermejo
Mercedes Bermejo es psicóloga especializada en infancia y adolescencia. Es directora de Psicólogos Pozuelo y fundadora de la Escuela Superior Europea de Psicología y Educación (ESEUPE). Además, es docente en ámbitos públicos y privados y colabora regularmente en medios de comunicación, abordando temas de salud mental y bienestar emocional.