Hoy los complejos nacen mucho antes y con más fuerza. Ya no vienen solo del espejo, sino del filtro de Instagram, de TikTok, de una imagen irreal que nos dice cómo deberíamos ser, no cómo somos. A los 10 años, muchos niños y niñas ya se comparan con influencers o aplican filtros que modifican sus rasgos… y su percepción de sí mismos.

¿Tenemos más complejos que hace décadas? Sí, y además aparecen antes. Aunque las inseguridades siempre han existido, ahora están amplificadas por la exposición constante y la presión por mostrarse perfecto. Las redes sociales no solo muestran, también distorsionan.

Esto tiene consecuencias reales. Según la SECPRE, las operaciones estéticas en menores de 18 años han aumentado un 15% en los últimos cinco años, siendo más frecuentes los aumentos de labios, rinoplastias y cirugía mamaria. Un estudio de Fundación ANAR y UNICEF alerta de que el 40% de las adolescentes se sienten mal con su cuerpo al compararse en redes. Y un 66% de jóvenes de 16 a 24 años han considerado operarse por lo que ven en Instagram o TikTok.

Lo preocupante no es solo que se operen, sino por qué lo hacen tan pronto: por aceptación, por presión, por modas… no por una decisión madura. A veces están buscando en el bisturí una solución a un malestar emocional más profundo. Detrás de muchas intervenciones hay ansiedad, baja autoestima y una necesidad constante de validación.

Como profesionales, como familias, como sociedad, debemos reflexionar. Educar en una autoestima sólida. Cuestionar el modelo de belleza irreal. Y exigir responsabilidad a plataformas que promueven cánones imposibles.

Mercedes Bermejo Boixareu

Psicoterapeuta infantojuvenil y de familia

¿Tienes alguna Pregunta?